¿Es una buena inversión comprar obras de arte?
Cualquier persona que esté interesada puede acercarse al arte como comprador y, con el tiempo, ver realizado su sueño de convertirse en coleccionista, ya que no es necesario disponer de grandes sumas de dinero para ello: simplemente hay que gastarlo bien y conocer las reglas del juego.
Desde tiempos remotos invertir en este ámbito ha sido una opción confiable y bastante segura, ya sea para multiplicar el valor del dinero o para conservarlo en caso de una devaluación. Si el objetivo es hacer redituar la inversión hay que tener en cuenta que los beneficios no se perciben en el corto o el mediano plazo, en especial si se opta por comprar obra de artistas noveles. Actualmente, algunos inversionistas piden a artistas que están a mitad de su carrera que les produzcan una buena cantidad de obras, se las compran, las almacenan, y así impulsan el alza de sus precios para luego venderlas.
¿Cómo no equivocarse al comprar obras de arte?
La regla de oro de un buen comprador es adquirir solamente piezas de óptima calidad. También hay que tomar en cuenta el autor, y si se trata de obras no contemporáneas, el estado de conservación de la obra y la claridad de su procedencia. Estas tres condiciones son las que dominan, aún sobre el estilo o escuela pictórica; van unidas al precio, pero no siempre, porque en este campo del arte abundan las sorpresas en todos los sentidos.
La intuición es válida para comprar. Tal vez el conocimiento intuitivo sea más válido que todas las recetas estéticas; pero para llegar a este tipo de conocimiento hay que "trabajar" la intuición. Un principio fundamental es no invertir cuando la obra no le gusta al comprador. La educación de la sensibilidad es la clave para lograr la armonía entre los aspectos subjetivos y objetivos de la inversión en obras de arte.
Desarrollar la intuición significa, primeramente, aprender a ejercitar el ojo estético que todos tenemos. Luego, viene una palabra clave: tiempo. Para desarrollar la intuición se requiere dedicar tiempo a ver, a aprender a ver, a leer, a comparar, a vincular, a rectificar y, por sobre todo, a disfrutar.
Algunas reglas básicas en el medio del arte son las siguientes: Los artistas clásicos se valoran más que los contemporáneos; las pinturas sobre tela mantienen su valor más que las pintadas sobre papel; y la pintura y la escultura se devalúan menos que la fotografía.
Antes de invertir, los expertos recomiendan instruirse a través de personas ilustradas en este asunto, en galerías de arte o en libros sobre la materia. Luego, es necesario estar al corriente de lo que ocurre en el mercado del arte, leyendo revistas especializadas, catálogos de subastas (las de Sothebys y Christies son las más prestigiadas) o páginas web confiables como artnet.com o artprice.com, en inglés y artehistoria.com, en español.
Galeristas, libros, casas de subastas, artistas, revistas especializadas, museos: he ahí, en suma, los medios que están esperando a los interesados en invertir en obras de arte.
Un consejo básico: no hay que comprar arte con el objetivo de ganar dinero a corto plazo, pues la finalidad de una compra de arte es, ante todo, disfrutar de ella. La mayor parte de las ventas en las galerías se hacen el día de la inauguración de una exposición. La compra impulsiva es mala consejera.
Cuando una persona se enamora de una determinada obra de arte debe recordar que los galeristas son muy abiertos y están acostumbrados a negociar las condiciones de pago y a dar facilidades.
Cuando uno es atrapado por el arte ya no hay salida: la afición puede convertirse en enamoramiento, y éste en obsesión, hasta transformarse en un verdadero, aunque sublime, vicio, del que difícilmente el descubridor de esta jugosa veta que ofrece la vida podrá sustraerse.
Magnolia Zaldívar
ARS LONGA, VITA BREVIS
